
¿Por qué la prudencia es tan importante?
En la primacía de la prudencia descansa la imagen cristiana del hombre. Porque el
ser o realidad es anterior a la verdad, y la verdad es anterior al bien. En esto
descubrimos un destello de la doctrina central de la teología cristiana: que el Padre es
el origen generante del Verbo eterno y que el Espíritu Santo de amor procede del Padre
y del Verbo que se aman.
El desconocimiento de este principio hace nacer la falta de comprensión de los
fundamentos de la doctrina cristiana y de la estructura básica de la realidad.
Por eso, hoy lo que estamos diciendo parece un absurdo: la gente no piensa que lo
bueno no está relacionado con lo prudente. El hombre prudente es noble y por eso no
vive angustiado por su propia conservación y en el egoísmo del cuidado de sí mismo.
La doctrina cristiana de la vida sostiene que solo el hombre prudente es bueno, y que
la prudencia forma parte de la definición del bien.