La prudencia es causa, medida y forma
La prudencia es la causa de que las restantes virtudes sean virtudes. Puede darse el
caso de una rectitud instintiva del impulso apetitivo, pero esa rectitud instintiva no se
convertirá en la virtud de la templanza, si no interviene la prudencia. La virtud es una
facultad que perfecciona al hombre como persona espiritual, y por eso, la justicia, la
fortaleza y la templanza no alcanzan su perfección si no se basan en la prudencia que
las dispone a determinarse rectamente. Sólo la prudencia perfecciona la rectitud
instintiva del obrar, las disposiciones naturalmente buenas, para elevarse al grado de
auténtica virtud.
El conocimiento humano es verdadero porque se conforma a la medida de la realidad
objetiva. Por eso, el libre obrar del hombre es bueno porque se conforma a la medida
de la prudencia, que hace ver la realidad y actuar según ella. Bueno es lo que antes ha
sido prudente.
