Nunca podremos ser neutros

Nunca podremos ser neutros

No somos un montónde deseos, decisiones, apetitos inconexos. Los que
piensan así esconden una voluntad lúcida, y decidida a rechazar la vida
generosa y unificarse en torno al yo egoista. Todo en nosotros se organiza
alrededor de nuestros hábitos, inclinaciones afectivas, opciones voluntarias
para alcanzar la meta elegida: la inclinación dominante. No es algo necesario o
determinado, porque podemos rechazarla. Aunque esa inclinación habitual
seduce a la voluntad. La inclinación se refuerza con esos elementos
convergentes. Sea que vaya hacia el mal o hacia el bien, nos dividimos en
carnales o espirituales. Nuestro libre albedrío no es esclavo de una necesidad,
sino de una inclinación. Con una diferencia: si elegimos seguir el deseo de
posesión, se materializa el espíritu y nos endurecemos; si elegimos seguir la
aspiración de generosidad, dominan las fuerzas espirituales y se refuerza desde
adentro el movimiento espiritual de la libertad. Así se forman los estados de la
libertad: o la libertad cautiva de los carnales o la libertad liberada de los
espirituales. No somos hormigas determinadas, somos hombres con libertad.

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