El esfuerzo para lograr la libertad espiritual

El esfuerzo para lograr la libertad espiritual

Es necesario integrar las fuerzas corporales, afectivas y espirituales y
unificarlas para aceptar el llamado a la generosidad, que es el cumbre de la
persona. Así llega la libertad espiritual. La esclavitud espiritual es lo mismo en
sentido contrario: las mismas fuerzas se unen para dedicarse a la carne y
rechazar el espíritu. Esta tensión espiritual entre carne y espíritu nos
caracteriza. Es el conflicto de dos “yo” en una sola persona: o la carne o el
espíritu. Esa es nuestra tragedia: no podemos ser neutros. Estamos obligados a
elegir para dar sentido a nuestras acciones. Vivimos la actividad concreta en
esa tensión : o nos adherimos a la carne o nos adherimos al espíritu. Por eso,
nuestra libertad depende de nuestra elección. Esto es en concreto algo
complejo, porque no podemos vivir como si todo diera lo mismo. Nuestra
elección entre generosidad o egoísmo, nos orienta, nos limita, y nos conduce a
la plenitud o al rechazo de lo espiritual. Cuando usamos el libre albedrío
tenemos que elegir el bien o el mal. Eso explica porque nos duele la sociedad.

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