No seas desagradecido
Era verano. Hacía mucho calor. El sol quemaba.
Dos viajeros iban por una ruta polvorienta que no tenía árboles a sus lados. Buscando librarse un rato del sol con un poco de sombra, vieron un árbol con grandes hojas y ramas, parecido a un paraguas muy grande.
Colocaron sus cosas en el suelo y se sentaron bajo la fresca sombra del árbol. Después de dormir un buen rato, uno dijo al otro: Este es un árbol inútil. No da frutos.
Al oír esto, el árbol se sintió herido y habló alto: ¡Desagradecido! Primero te refugiaste del sol terrible bajo mi sombra fresca. Y luego me llamas inútil. Levántate y deja este lugar enseguida para que te queme el sol.
Extraído del libro “Historias de Vida” de Mons. Dr. Osvaldo Santagada, 2014.
Comentario
¿Quién no ha sido alguna vez, como este árbol, ofendido y desvalorizado?
Siempre que hacemos algún bien, nuestras acciones adquieren valor, y ese valor se percibe, se nota y se demuestra cuando damos las gracias. Reconocer en los demás sus buenas acciones nos permite practicar la gratitud y centrarnos en las cosas positivas, en lugar de andar por el mundo quejándonos sin fundamento.
Somos viajeros en este viaje llamado «vida»: procuremos disfrutar del paisaje, dar lo mejor de nosotros y agradecer la oportunidad de «viajar» cada día.
Rocío Roda