La prudencia les da su forma a las otras virtudes
La prudencia hace sentir su efecto en cada virtud, y no hay virtud moral que no
participe de la prudencia. Los 10 Mandamientos de la Ley de Dios deben entenderse
referidos a la práctica de la virtud de la prudencia. El que cumple los Mandamientos
pone en práctica la virtud de la prudencia. Por eso, cualquier pecado conspira contra
la prudencia. Uno puede ir al Sacramento de la confesión comenzando a decir: “He
pecado contra la prudencia”. Porque la injusticia, la cobardía y la falta de moderación
(y todas sus consecuencias ) se oponen a la prudencia. Cualquier pecador es
imprudente.
El verdadero ser del hombre consiste en que la razón humana perfeccionada por el
conocimiento de la realidad (la prudencia), forma internamente el querer y el obrar. Ese
es el bien esencial del hombre.
