COMENTARIO AL TEXTO DEL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
Este relato es una declaración de Jesús sobre sí mismo. Trae las primeras palabras pronunciadas por Jesús en el Evangelio de Lucas. Esas palabras a María y a José les manifiesta como está relacionado Jesús con Dios: él es un Hijo obediente de su Padre celestial. Así junto a las revelaciones hechas por otros (el ángel Gabriel, María, Elizabet, los pastores, Simeón y Ana) aparece ahora la manifestación del mismo Jesús.
El centro del relato es la segunda pregunta de Jesús a sus padres: «¿No sabían que debía estar en la Casa de mi Padre?» Esta es una implícita afirmación cristológica. Jesús está obligado hacia su Padre, no hacia las expectativas humanas de ellos.
La escena está dominada por la piedad, la fidelidad y el respeto a las costumbres judías. Señala la preparación de un joven varón israelita, la celebración de la peregrinación más importante del año judío. Jesús es presentado como un púber preparado en la Ley y en sus obligaciones, cumpliendo sus preceptos.
La escena nos advierte que junto a la obediencia a su familia, hay una obediencia hacia el Padre celestial que supera a la primera.
No debemos leer este relato en clave psicológica, por que nos haríamos muchas preguntas sin sentido. Este es un relato no de lo que sucedió históricamente en la adolescencia de Jesús, sino un relato redactado por Lucas sobre testimonios antiguos de la vida anterior a su presentación pública, así como el evangelista Juan trae la escena de las Bodas de Caná, pero aquí sin milagro.