COMENTARIO AL TEXTO DEL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 2:36-40
Es la manifestación de Jesús a la profetisa Ana. El nombre de la mujer, Ana, significa «gracia, favor». Igual que Simeón, ella representa la esperanza en el Señor. Simeón anunció que la muerte en la Cruz sería un escándalo: Jesús será el símbolo del rechazo que los elegidos hacen de su Mesías. Jerusalén rechazará a Jesús e irá al desastre. Simeón también profetiza que los vínculos familiares no producen la fe: la relación de María a Jesús será de discípula fiel, no de madre.
Ana, a diferencia de Simeón, es una viuda anciana que no hace pronunciamientos, sino sólo difunde la Palabra sobre el Niño ya reconocido por Simeón. Ella habla a quienes esperan la liberación de Israel, porque el desastre no es la última palabra de Dios sino que el Niño es un signo de Esperanza.
Es significativo que Simeón y Ana (capítulo 2 de san Lucas) correspondan a Zacarías y Elizabeth (capítulo 1). Así varón y mujer están delante de Dios con iguales dones y responsabilidades. Lucas pondrá en su Evangelio estas parejas;
- El endemoniado y la suegra de Pedro
- El centurión de Cafarnaún y la viuda de Naim
- Simón y la mujer pecadora sin nombre
- Las mujeres junto al sepulcro de Jesús y los discípulos de Emaús
Los versículos 39-40 son el regreso a Nazaret donde el Niño Jesús se «hace fuerte» y la «Gracia de Dios» lo acompaña.