Amar es un bien de verdad
La expresión: “Es bueno que existas”, adquiere su fundamento y verificación en la
realidad del ser bueno de la persona amada, y que este orden de cosas tiene valor no
sólo para nuestro amor a las cosas o a las personas humanas, sino también a Dios,
incluso en la vida eterna.
Sería una locura que una criatura se dirigiese a Dios su creador y le dijera con
jactancia: no me acerco a Ti como mendigo, te amo sin ningún interés. Nuestro amor a
Dios, como no podría ser de otro modo, es en gran medida o totalmente, un amor
indigente y sanamente egoísta. En el fondo, ¿Es Eros, o sea, amor propio? La
respuesta es afirmativa, si recordamos que el amor propio no es un falso egoísmo y
también se da en el amor propio una afirmación del Yo desinteresado. =