UN PASO HACIA EL PRÓJIMO
Somos un país de inmigrantes e hijos de ellos. A nuestras tierras llegaron desde el inicio pobres gentes en busca de casa, trabajo y dignidad, llorando por dejar su patria.
En el mundo hay millones de personas lejos de su tierra natal, exiliados por la violencia, el odio, el hambre. Jesús también conoció el exilio cuando fue a Egipto. Allí pasó probablemente toda su infancia hasta los once años. Por eso, Jesús se acerco a los postergados de su tiempo, fue contra las costumbres «establecidas» tocando a los leprosos y comiendo con los pecadores.
Hagamos un gesto hacia una persona o una familia que sufre por estar lejos de su tierra y su parentela. Ayudemos a los demás a que no piensen que la dignidad es tener un auto nuevo, sino un corazón libre y respetado por la gente, en el trabajo y en cada lugar.
