Prudencia no es moralismo

Prudencia no es moralismo

Dice S. Tomás de Aquino: Si los deseos pasionales de comer, beber, sexo y otros
fuesen templados y medidos, aunque faltase la prudencia a la razón, esa templanza de
las pasiones no sería virtud. Algo semejante dice san Gregorio Magno: Si las otras
virtudes morales (justicia, fortaleza y templanza) no alcanzan su fin de acuerdo con la
prudencia, de ninguna manera pueden ser virtudes. Porque la prudencia, como he
repetido, es el conocimiento directivo de la realidad. Por ese conocimiento, las buenas
acciones se iluminan o no. En el mandato de la prudencia se realiza la configuración
de la obligación mediante el ser. A través de este acto de la prudencia, el conocimiento
racional de la realidad viva, no un simple mandato de la voluntad, alcanza en la
realización del bien su completa perfección. Para que haya moral tiene que funcionar
la razón.

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