La segunda manera de ser imprudente
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La segunda manera de imprudencia, distinta de la impremeditación, la negligencia y
la inconstancia es una falsa prudencia: es la imprudencia lisa y llana. Es la prudencia
de la carne, que busca sólo los bienes materiales, prudencia enemiga de Dios, como
dice san Pablo. Se trata de la astucia o intriga. Estamos rodeados de intrigantes, que
son las personas que hacen lo que llamamos “trenzas”. La astucia es lo contrario de la
verdad. Y sabemos que la prudencia como conocimiento busca la verdad concreta de
la realidad. Las intrigas y las trenzas son falsas prudencias que no sirven a la
verdadera finalidad de la vida humana. Basta ver alguna película o serie de televisión
para encontrarse con esas intrigas y tramoyas.