La preparación de las acciones sagradas
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Conviene, y esto sobre todo en las iglesias y comunidades de mayor importancia,
que haya alguien designado para la preparación adecuada de las acciones sagradas y
para que los ministros las ejecuten con decoro, orden y piedad. Hay que lograr que los
ministros vivan las celebraciones en estado de oración y lo demuestren. No basta
hacer lo que deben y cumplir.
Los que hacen las colectas en la iglesia tienen que ser personas preparadas para su
oficio, y no deben extenderse más allá del ofertorio del pan y del vino. En algunas
partes, las colectoras siguen su oficio incluso durante la Consagración, provocando el
estupor de los fieles y sacándolos de la concentración que necesitan.