La Mesa de la Palabra es tan obligatoria como la Eucaristía.

La Mesa de la Palabra es tan obligatoria como la Eucaristía.

El primer precepto de la Iglesia dice: “Participar de la Misa entera todos los
domingos y fiestas de guardar”. Misa entera, significa que no se llega tarde a la
comunidad, sino que se llega antes y uno se prepara para el Misterio sagrado en el que
participará. Tan así es que los fieles que llegan después de la proclamación de la
Palabra de Dios no deben acercarse a comulgar, y los sacerdotes no pueden dar la
Santa Comunión si antes no se ha recibido la Palabra de Dios. “Por favor, puede darme
la Comunión”, se escuchaba antes del Concilio. El canon 843 del Derecho Canónico
prohibe dar la Comunión a quien esté en pecado grave. No participar de la Mesa de la
Palabra deja al fiel en estado de pecado y debe confesarse de su falta. Por eso, los
pastores son responsables de la ignorancia del pueblo.

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