La memoria es el primer requisito de la prudencia
Cuando la prudencia quiere ser perfecta necesita el primer requisito que es la
memoria fiel a la realidad. Ese requisito es primero porque implica más riesgos que los
demás. ¿Y cuál es ese riesgo? Que la memoria de las cosas reales y verdaderas sea
falseada por los caprichos de la voluntad. Ese peligro es grave porque uno no se da
cuenta: es imperceptible.
Esos caprichos de la voluntad deslizan sin control los intereses subjetivos e
injustos y arruinan la memoria del ser real. Ese falseamiento de la memoria se vale de
suaves retoques, variaciones de acento, omisiones, cambios de color. Un examen de
consciencia profundo y riguroso no alcanza a desenmascarar el falseamiento. Sólo
una rectificación del ser humano puede dar garantía de objetividad de la memoria.
Algunos se sorprenderán al comprender que la virtud de la prudencia está muy lejos
de ser una cautela para acomodarse a la realidad de cual quier modo. O somos fieles a
la realidad o no.