El segundo requisito de la prudencia es la docilidad

El segundo requisito de la prudencia es la docilidad

Para ser prudente nadie se basta a sí mismo. No se trata de la docilidad
inconsciente de un buen estudiante. Docilidad es la disciplina que se enfrenta a la
realidad de las cosas y renuncia a querer saber todo por si mismo. Por docilidad hay
que entender el saber dejarse decir algo que nos lleve al conocimiento de lo real.
Pobres quienes siempre tienen razón y nunca se equivocan, porque les falta ser
humildes. Eso de no equivocarse nunca es una manía, que en el fondo se opone a la
verdad de las cosas reales. Esas personas no mantienen el silencio indispensable para
comprender la realidad de las personas y de las cosas. Viven de un absurdo tener
siempre la respuesta exacta, porque no aceptan la corrección de nadie. La falta de
docilidad es una indisciplina.

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