EL TEXTO DEL EVANGELISTA SAN LUCAS (2): 1:26-38
«Al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen comprometida con un varón de la casa de David; llamado José, el nombre de la virgen era María. Y entrando donde ella estaba, el Ángel la saludó, diciendo: «Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo». La virgen quedó confundida por esas palabras, y discurría que podría significar ese saludo. El Ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios; vas a concebir y dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su antepasado; reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin». María respondió al Ángel: «¿Cómo podré ser madre, si yo no conozco varón?». El Ángel respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que ha de nacer será Santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Elizabeth, tu parienta, ha concebido un hijo a su edad, y este es ya el sexto mes de la que llamaban estéril, porque nada de lo dicho por Dios puede ser imposible». María respondió: «Yo soy la esclava del Señor. Hágase en mi según tu palabra». Y el Ángel se alejó.
San Lucas escribe su Evangelio hacia los años 80-85 d.C., al mismo tiempo que el evangelista San Mateo. Lucas depende de san Marcos que es anterior, contiene en su evangelio 200 versículos idénticos a san Mateo, y es probable que para componer su Evangelio haya contado con otras fuentes, que también conocían los otros dos. Por eso, estos tres – Mateo, Marcos y Lucas – se llaman «evangelistas sinópticos», porque colocados en columnas paralelas las escenas y palabras coinciden. Lucas es discípulo de san Pablo y éste lo llama «amado médico» (Colos. 4:14) y «compañero de trabajo» (Filemón 24). La tradición lo considera amigo de la Virgen María y receptor de sus recuerdos.
