¿De dónde nace la casuística?
De la aspiración a la seguridad, a la claridad de las visiones y a lo determinado en
las situaciones, nació el intento de ordenar el impreciso caos que representan las
innumerables formas de realizar el bien. De ese modo, el bien se habilita para integrar
un sistema de conjunto, determinado por una medición abstracta. El fruto de ese
intento es la casuística, un capítulo de la doctrina moral, que a veces se considera el
más importante. La casuística tiene como meta la construcción, el análisis y la
valoración de casos concretos. Burlarse de la casuística es fácil. Porque la decisión
moral concreta es indeterminable por anticipado y riesgosa. En los seminarios donde
se forman los sacerdotes la casuística sirve para ayudar al confesor