¿De dónde nace el olvido de la prudencia?
La sobrevaloración de la casuística cambió el sentido de la teología moral, porque
hizo olvidar la doctrina clásica de la Prudencia. En el siglo 19 se difundieron muchos
manuales de moral, que han seguido vigentes hasta hace poco, que se basan en casos
preparados y no en la realidad concreta. Esa es la causa del olvido de la esencia y
primacía de la primera de las virtudes cardinales: la Prudencia. Precisamente en Santo
Tomás de Aquino, doctor universal de la Iglesia, campea la sobriedad, la libertad y la
afirmación que son el fundamento de la doctrina de la Prudencia. Estudiar la virtud de
la Prudencia nos aleja de un dogmatismo sin vida que determina todo por anticipado y
consume su energía en una interminable labor de prohibiciones y prevenciones. Hay
que volver a la Prudencia.