Cada hombre es un detective
Por Alejandro Román, Filadelfia
Interpretar parece simple aunque es complejo, pues cada vez surgen más dimensiones de la verdad. Hay dos libros: la Palabra de Dios en la Biblia y la naturaleza. Podemos leer el segundo libro a través de la ciencia, si bien David Tracy recuerda que incluso la Ciencia debe ser interpretada. Señala que cuando el positivismo se fue apagando, se hizo evidente que también la ciencia exige una tarea de interpretación. Los principios de la interpretación son varios: estudiar el papel del científico en cada formula teórica y experiencias; necesidad de expresar sus hipótesis y experimentos en un lenguaje que se entienda, incluso para los lenguajes formales de la matemática y la lógica; la realidad de que un hecho no es algo sin interpretación, sino una posibilidad verificable; aceptar que cada dato está cargado de teoría y que cada búsqueda es interesada.
Experimentar no de modo pasivo, supone interpretar. Ser experimentado es llegar a ser un buen intérprete. La interpretación es un asunto inevitable, tanto como la experiencia, la comprensión, la deliberación, el juicio, la decisión y la acción. Ser humano es actuar de modo reflexivo, decidir con deliberación, comprender con inteligencia, y experimentar cada cosa. Aunque no lo sepamos, ser humano es ser un hábil intérprete, o detective.
Incluso después de realizar una tarea de análisis de textos bíblicos, quedamos pensando si merecen una interpretación literal o alegórica. Esta es una cuestión básica, pues a menudo usamos la Escritura para convalidar nuestras conclusiones sobre un conjunto de valores morales, y nos sentimos cómodos si cada persona pudiera comprender ese conjunto como lo hacemos nosotros. Sin embargo, Dios no quiso que los libros de la Escritura fueran así. Lo justo se nos escapa. Para Tracy, la interpretación presupone tres elementos: el fenómeno a interpretar, el intérprete, y la interacción entre esas dos realidades. Considera que es mejor comenzar por el fenómeno que requiere interpretación.
