
Ansia de poseer y ansia de darse
“Es bueno que existas”. Bueno, ¿para quién? Hay una diferencia entre que yo desee
que la otra persona exista por mi, porque la necesito, o bien que lo desee por ella
misma porque quisiera verla feliz y que llegara a la plenitud a la que está destinada. Si
es por mi, ¿puedo decir que amo a la otra persona?
S. Tomás de Aquino afirma que en la capacidad de sentir la calidad sensible y
perceptible por si misma, sin el grito de la pasión poseedora, hay algo específico de la
persona humana, pues el animal desea unicamente lo que le sirve de alimento o para
la unión carnal, mientras que la persona humana, dominando sus apetitos, se hace
capaz de disfrutar de la belleza puramente sensible como puede ser la del cuerpo
humano. Queda claro que no hay nada desordenado en que yo ame determinadas
cosas por mi o para mi: que maravilla que exista eso… para mí. El problema empieza
cuando por mi amo a una persona. Lo veremos.