
Prudencia y los siete dones del Espíritu Santo
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A medida que el hombre crece en la Gracia de Dios y su amor, recibe los dones del
Espíritu Santo; y también recibe la Prudencia humana la ayuda del don de Consejo. El
don de Consejo perfecciona a la Prudencia, que permite dirigirse uno mismo y dirigir a
otros. Con respecto a los dones del Espíritu Santo, es vano querer averiguar cómo y
cuándo se nos dan. No podemos saber a que reglas se ajusta el Espíritu Santo para
influir en la deliberación y el poder del hombre en sus virtudes. Las posibilidades son
infinitas para el orden sobrenatural. Lo evidencian las vidas concretas de cada santo
en particular.