La oración y la Esperanza
Comúnmente, se predica poco de la virtud de la Esperanza. Por eso, estos mensajes
parecen algo extraños para algunos.
Jesús nos dió la Fe y la realiza en nosotros. Fue genial que nos introdujera en la
Esperenza viva cuando nos enseñó el Padre Nuestro, la oración simple que nos eleva
hacia Dios. Pedimos que venga su Reino, que se haga su Voluntad, que tengamos el
pan diario, que nos perdone y podamos perdonas, que no nos abandone en las
tentaciones y que nos libre del Maligno.
La oración y la Esperanza se unen mutuamente. Cada oración exterioriza la
Esperanza y la manifiesta. Cualquier oración interpreta la Esperanza. Porque cuando
pedimos algo expresamos nuestra esperanza. Todas las oraciones de la Iglesia
concluyen Por Jesucristo nuestro Señor. Pedimos la piedad del Padre y el fuego del
Espíritu, y las oraciones de los santos, por Jesucristo que triunfó. No hay Esperanza
que nos eleve en cuanto hombres si no es por Cristo. Este simple mensaje contiene el
núcleo de la virtud de la Esperanza. Por eso, no es posible pasar lo bueno y lo terrible
de la vida sin rezar.