Los valores – 28

Los valores – 28

Los valores familiares

Gritamos mucho los porteños. Otros el país, como los mendocinos, hablan más quedo. De tanto gritar, chicos y grandes, en escuelas y trabajos nos hemos habituado al grito. Se piden las cosas a gritos. Se grita desde la plata baja a quienes están en el piso alto. Se grita desde el patio a quienes están en la terraza. En especial, se grita para cosas banales: llamados telefónicos. Y ya se sabe que ahora llaman de cualquier parte para ofrecer productos o promociones, o recordar algo.
Masaru Emoto hizo un prueba científica. Habló al agua. A unas copas les dijo palabras de amor, de gracias, o les puso música de Bach o Mozart. Y las guardó en el freezer. A otras les dijo groserías y las guardó. Pasados los días, tomó las copas que habían recibido palabras o músicas bellas y encontró cristales de agua en forma de flor. Las copas de las groserías tenían sólo figuras asquerosas.
Así sucede con la gente. Si los abogados hablan a los gritos en las mediaciones, las cosas se enturbian. Cuando se pronuncian palabras de paz y serenidad, puede llegarse a un acuerdo. O sino cuando juegan los niños al fútbol, cuando los papás se enojan transmiten a sus hijo o equipos bronca e inicio de fracaso.

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