Una imagen de María
En 1965 mientras redactaba una tesis sobre Dom Odo Casel O.S.B. en Roma, viajé a Hannover, en Alemania. Mi destina era la abadía benedictina de Herstelle, a orillas del río Weser cerca de Paderborn. Allí había sido Padre espiritual Dom Odo por muchos años hasta que murió mientras cantaba La Luz de Cristo en la Vigilia Pascual de 1948. Quedaban algunas de sus discípulas, Theophora Schneider y Aemiliana Loehr que fueron mis amigas durante largo tiempo, y con las cuales mantuve una correspondencia teológica.
Entusiasmada por mi tesis, la hna. Theophora me brindó toda clase de bibliografía sobre Dom Odo y como recuerdo del primer viaje, me regaló una imagen pequeña, para colgar, en terracota con esmaltes de la Santísima Virgen María teniendo al Niño Jesús con el mundo en sus manos. La Virgen es una mujer serena y el niño alegre. Esa imagen , hecha por las monjas, fue un aliciente para mi vida espiritual y estuvo junto a mí para refugio y ayuda. El amor a la Virgen María que profeso, se aviva cuando contemplo su imagen.
El 9 de junio de 2022, fiesta de San Efrén Sirio, famoso cantor de las maravillas de María, obsequié a Francisco José Salmerón, un joven amigo que me presentó hace un tiempo su novia M. Luján, la imagen que me guió por 57 años. ¿Qué mejor que una imagen santa vaya a las manos de un muchacho católico que piensa formar un hogar de Fe y consciencia? Sorpresa y alegría. Las hermanas de Herstelle, que nació en 1899 de un abandonado monasterio franciscano de 1824, siguen vivas en mi amigo. +