Tercer peligro el amor conyugal

Tercer peligro el amor conyugal

El verdadero amor es un deseo llevado por el don, pero en el hombre caído la
relación se ha invertido. El hombre es generoso por naturaleza, pero el pecado los
hace egoísta. Cuando los dos movimientos luchan, casi siempre gana el egoísmo. Y en
el amor, el deseo domina y corrompe el don. Por eso, se da la fuerza del egoísmo, que
es tanto espiritual como sensual, y explota la discociación y el desequlibrio del amor.
Lo hace bajar la pendiente y lo reorganiza a su gusto y hace que ese poder sea
inflexible, duro, ciego y torturante. Conocemos muy bien el aspecto inhumano del
egoísmo. Los ejemplos sobran.

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