Tendencia natural a amar a Dios
El amor de Dios es la raíz de todos los amores. Por eso, esa tendencia natural está
por encima de todo. Por su naturaleza la persona se abre a tres realidades: se abre
sobre sí misma, es el amor natural de uno mismo; se abre sobre las personas
humanas, es el amor natural a los demás; y se abre a Dios y funda el amor natural de
Dios. Las tres realidades van juntas, pero por orden el primer amado es Dios. En el
fondo de la voluntad hay una tendencia natural a amar a Dios por sobre todo. Así el
hombre tiene una sola finalidad: Dios que es su origen y su fin. El drama del ser
humano es que los actos libres de amor surgen de esa tendencia natural, aunque él
hombre puede ratificarla o rechazarla. Por más desastrosas que sean las opciones de
la libertad, queda intacta la tendencia natural a amar a Dios sobre todo. Esa tendencia
permite comenzar la vida otra vez. Es algo fantástico, ¿no es cierto?