
Sentido de la libertad
Hemos nacido con la libertad aunque no para ella, o para cualquier cosa., sino
para realizarnos y ser plenos. Construirnos a nosotros: esa es nuestra grandeza
y la esencia de la libertad espiritual. Aquí aparece la elección decisiva:
realizarnos haciendo lo que queremos, o bien respondiendo a nuestra vocación
a la plenitud. Esta elección divide a la humanidad en dos: los que aceptan
depender de Dios y los que rechazan lo que los supera. Los que quieren hacer
su propia voluntad no se someten a ninguna obligación: quieren realizarse aquí
independientes de todo llamado de Dios. Los que quieren responder al llamado
se entregan a hacer el bien y se abren a Dios. La libertad que rechaza el llamado
no acepta un orden y es destructiva. La libertad que se ofrece al Bien y al
llamado de Dios se somete a un orden y es constructiva. Las dos se oponen y
hacen la diferencia profunda que separa a los hombres.