Segundo peligro del amor conyugal

Segundo peligro del amor conyugal

El amor es carne y espíritu. Otro peligro es concentrarse de forma exclusiva en la
carne o en el espíritu. Ahora bien, en el hombre caído, el espíritu está debilitado y la
carne emancipada, en la práctica gobierna en el amor. El componente sexual se hizo
su fuerza más violenta y pesada. Si la carne no puede nada sin el espíritu, lo seduce, lo
atrae y lo lleva a sus fines. El espíritu inserta su infinitud en un amor que es sólo
deseo y apetito. Sometido a sus sentidos y separado de la ley espiritual, que es el
impulso hacia Dios, el amor se convierte en pasión. Eso se lee en nuestra literatura. Se
hace amor sexual, que estudian serios psicólogos y explotan miles de comerciantes
mediante espectáculos y series. Ese amor sexual es el que viven las tristes multitudes
de nuestras ciudades. La tensión carne- espíritu, esencial para el amor, ya no es
equilibrada, ni soportable. Al contrario se quiebra y resulta en la humillación del
hombre y de nuestra sociedad del placer.

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