¿Resucitarán los cuerpos?
Espero resucitar después de la muerte. Espero que la constante enseñanza de la Iglesia sea verdadera, y que al fin de los tiempos, vamos a resucitar con el cuerpo.
La resurrección del cuerpo es una doctrina no negociable para cada cristiano desde hace dos milenios, pero me cuesta hallar hoy a uno que crea en ella con fervor. Al rezar el Credo, el pasaje entre la comunión de los santos, el perdón de los pecados y la vida perdurable no parece impresionar a nadie. Es algo que se dice, pero no asume.
Al referirnos al más allá, millones de católicos que van a Misa, piensan que lo único que vale son sus almas. No tienen problema en pensar que después de su muerte quedarán libres para siempre de su cuerpo molesto. La idea – la materia es mala y sólo nuestros espíritus son valiosos – es una herejía que los Padres de la Iglesia intentaron expulsar de la fe cristiana desde los primeros días. Esa herejía se llama “gnosticismo”.
¿Por qué la resurrección corporal no interesa, mucho menos alegra a la gente que es bastante devota. ¿Qué tiene de malo? Desde el principio, la fe en la resurrección del cuerpo encontró incomprensión. Se acepta que, después de la muerte, la vida del hombre sigue de forma espiritual. Pero ¿cómo creer que este cuerpo mortal pueda resucitar a la vida eterna?”
Hay varias razones por las cuales no pueden aceptar esta doctrina de la Fe. Se refieren a la biología, la física y la química. ¿Cómo puede algo muerto, vivir de nuevo? ¿Cómo pueden revivir las células ya desintegradas? Hay cosas difíciles de explicar por la ciencia, que los católicos creen: la presencia substancial de Cristo, el parto virginal, y otras.
