REGLAS DEL JUEGO PARA EL TIEMPO DE ORACIÓN
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Es preciso conocer las reglas del juego. De lo contrario pierdo, me desanimo, no quiero probar nuevamente. Nadie juega al fútbol sin conocer el reglamento. Todos hemos recibido un mínimo de reglas de buena educación para las comidas y la convivencia.
I. COMIENZO DE LA ORACIÓN
- Ponerme en la presencia de Dios: Hacerme presente a Dios consiste en establecer la relación personal (yo-tú) con Jesucristo, su mediador. Recordar que El está presente en mí.
- Hacer lentamente la señal de la cruz.
- Decidir: «Estoy en tu presencia, Señor».
- Decir: «Señor, quiero hacer tu voluntad», o bien: «Vení a ayudarme».
- Humillarme delante de Dios.
- Invocar al Espíritu Santo para que encienda mi corazón al entrar en relación con Jesús.
II. ORACIÓN
- Ubicar la Palabra de Jesús (que nos han dado o que previamente seleccioné) en su contexto. Colocarla en sus circunstancias: ¿En qué momento de la vida de Jesús? P.e. Martc 1:14-20. Sólo se entiende bien el llamado de Jesús a Pedro y Andrés, a Santiago y Juan, cuando se sabe que Andrés y Juan eran discípulos de Juan el Bautista y habían seguido a Jesús, cuando el precursor había señalado a Jesús como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Andrés luego presentó a Pedro, Juan a Santiago y Felipe a Bartolomé (Natanael). Eran pescadores. Pedro y Andrés eran socios con la barca de Zebedeo. Luego detectar los sentimientos y acciones de Jesús.
- Unirme a las actitudes de Jesús: Adoración, alabanza, acción de gracias, compasión, alegría, angustia.
- Centrar mi «corazón» o «entrañas» en el tema: ¿Qué he descubierto en Jesús que me toque a mi?
- Pedir perdón por no haber comprendido lo que Dios me decía y lo que quiere de mi.
- Suplicar a Dios que me conceda ser «otro Cristo» para bien del Pueblo de Dios todo.
- Hacer un propósito concreto, humilde y escrito.
- Renovar los propósitos de antes, si los tengo.
III. CONCLUSIÓN DE LA ORACIÓN
- Dar gracias a Dios por el beneficio de esta oración.
- Ofrecerle las «distracciones», tormentos y tentaciones.
- Pedirle su gracia para mis propósitos.
- Tomar una frase del Evangelio para repetirla todo el día.
- Poner todo en las manos de María y los Santos.