¿POR QUÉ SON TAN COBARDES? ¿TODAVÍA NO TIENEN FE?

¿POR QUÉ SON TAN COBARDES? ¿TODAVÍA NO TIENEN FE?

EL PECADO

Al atardecer ese mismo día, les dijo:

«Crucemos a la otra orilla».

Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron en la barca en la que estaba.

Había otras barcas junto a la suya.

Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua.

Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal.

Lo despertaron y le dijeron:

-Maestro, ¿No te importa que nos ahoguemos?

Despertándose, Jesús increpó al viento y dijo al mar:

-Silencio. Cállate.

El viento se aplacó y sobrevino una gran calma.

Después les dijo:

-¿Por qué son tan cobardes? ¿Todavía no tienen fe?

Ellos entonces quedaron espantados y se decían unos a otros:

-¿Quién es éste, que hasta el vino y el mar le obedecen?

Marcos 4:35-41

MOTIVACIÓN

Leamos esta página mezclándonos con los personajes. Miremos. Escuchemos. Estemos atentos a las actitudes, a las palabras, a las emociones. Descubramos sus pensamientos y sus sentimientos.

COMENTARIO

Cae la tarde. Jesús ha estado hablando a la gente que viene de su trabajo. Es gente cansada, pero que mira a Jesús con afecto y atención. El les enseña con parábolas. La gente es sencilla y tiene confianza al Maestro. Pero es una multitud y llega la noche. Deben ir a sus casas.

Jesús, en cambio, le dice a Pedro, a Andrés, a Santiago y a Juan: «Crucemos a la otra orilla». Es la hora en que salen los pescadores a su tarea, por eso hay otras barcas junto a aquella desde la cual Jesús hablaba al pueblo. Salen a pescar en esa misma barca.

Jesús está rendido. Se dirige a la popa, en el banco de atrás, se extiende y queda profundamente dormido.

De pronto comienza la tempestad: un viento huracanado que levanta el agua y forma olas enormes que llenan la barca de líquido, como un diluvio. Los discípulos están realmente asustados. La barca se mueve al ritmo de las olas. El viento silba, el agua ruge, la barca parece que en cualquier momento se va a dar vuelta. Ellos vomitan por el mareo. No pueden comprender como Jesús sigue durmiendo. Sus vidas están en peligro. ¿Por qué esa indiferencia de Jesús? Se deciden y despiertan a Jesús. «Maestro», lo sacuden. Están mojados, desgreñados, asustados. Y mientras él despierta le llega el sermón: «¿No te importa que nos hundamos?» Nos vamos a ahogar y tú lo más tranquilo ¿Sigues durmiendo?». Jesús comprende el miedo que los ha dominado y no les dice nada. También peligran las otras barcas. «¡Basta!» le dice al viento. «¡Cállate!» le grita al mar, que es para la cultura israelita la sede del caos y de los demonios. Se aplaca el viento y se calman las aguas. Jesús provoca la tranquilidad antes que nada.

Cuando el sosiego los tranquiliza, Jesús los mira con tristeza y les pregunta: «¿Por qué tan cobardes? ¿Aún no tienen fe?» Jesús ha curado endemoniados y enfermos. Los ha elegido para estar con él, para que extiendan la Palabra y a través de ellos llegue la salvación. Su barca no es cualquier barca.

Los discípulos están espantados. No pueden creer lo que ven. Han estado al borde de la muerte y en seguida por la palabra de este hombre todo ha vuelto a la normalidad. No pueden responder a Jesús, se apartan de El, como si fueran a trabajar con las redes, y en voz baja se interrogan con una pregunta que es al mismo tiempo una afirmación: «¿Quién es este hombre?» ¡Porque sólo a Dios puede el viento y el mar obedecer! Están como ciegos.

APLICACIÓN Y PREGUNTAS DE JESÚS

Los discípulos somos nosotros, la Iglesia en su realidad humana ante Jesús. Es nuestra cobardía la que aparece. Nuestra mentira. A cada uno nos pregunta Jesús:

-¿Quieres abandonar totalmente el pecado? ¿Quieres vivir plenamente de la conversión que se hace en la oración y la caridad continua?

-¿Esta escena transforma en algo tu vida? ¿Las olas no son tus pasiones?

-¿Te das cuenta de mis sentimientos ante tus cobardías?

-¿Cómo es tu fe?

-¿Estás preparándote para los otros huracanes y tempestades que tu vida pondrán a prueba la barca?

-¿Sabes lo que pienso de tus actitudes y lo que quiero de ti?

PLEGARIA

Jesús, mira mi viento y mis olas, mi pecado, mi tentación y debilidad

Se hunde mi barca.

Mira que cobarde soy.

Por favor, necesito calma.

¿Te diste cuenta que mi fe era inconsistente?

¿Te diste cuenta que no quiero morir?

Te confieso como Dios y Salvador: ¡Perdóname!

PROPÓSITOS

  1. «El justo vive de la fe»
    – Vivir plenamente mi bautismo
  2. «El demonio, como león rugiente, buscando a quien devorar. Resistidle fuertes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos dispersos por el mundo padecen los mismos sufrimientos que ustedes.
    – Buscar desde ahora un confesor permanente y no ocultarle mi realidad.
  3. «Considérense muertos al pecado, y vivos para Dios en Cristo Jesús»
    – Poner totalmente mi confianza en Jesús: abandonarme a El y pedirle que haga fuerte mi libertad.

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