Manifestar el carácter comunitario de la Misa
La celebración de la Misa, por su naturaleza, tiene carácter comunitario y por eso hay
que poner de relieve los diálogos entre el celebrante y la asamblea, y también las
aclamaciones. Eso fomenta y realiza la comunión entre pueblo y sacerdote.
Esas respuestas de los fieles constituyen ese nivel de participación activa y piadosa
que se pide a los fieles en cualquier forma de Misa reunidos, porque así se expresa
que esa santa celebración es una acción común de toda la comunidad, y no una
acción unilateral del sacerdote.
Otras partes muy útiles para favorecer la participación activa son el acto penitencial,
la profesión de fe, la oración de los fieles, el Padrenuestro, el Gloria, el salmo, el
Aleluia, el Santo, la aclamación después de la consagración y el canto durante la
Comunión. En América Latina hay una secular tradición legítima de saludar al Cuerpo
y la Sangre de Jesús, cuando se levantan, con la fórmula de s. Tomás: “Señor mío y
Dios mío”.
