Los cirios votivos

Los cirios votivos

La práctica de encender cirios delante del Señor viene del Antiguo Testamento. Dios
exigió a su pueblo mantener el candelero con sus lámparas de aceite encendidas ante
la mesa de los panes de la ofrenda en la Carpa del Señor.
Ahora, para los cristianos la luz es un símbolo de Cristo. Por eso, encender un cirio
es iluminarse con Cristo. Desde la Iglesia primitiva una lámpara de aceite debía arder
ante la Eucaristía. Hasta san Juan xxiii era obligatorio tener una lámpara de aceite de
oliva colgando aparte del Sagrario, con un cerillo que brillaba de día y de noche. Era
pecado mortal para el sacerdote dejar dos o tres días sin luz al Smo. Sacramento.
Después de 1961 se permitió el uso de la luz eléctrica. La lamparita encendida
recuerda la Presencia real de Jesucristo en la Eucaristía.
Los cristianos encienden cirios votivos para significar la presencia de Cristo en sus
vidas y la oración que se eleva a su presencia. Se llaman cirios votivos, porque
muchos hacen un voto o una promesa al encender el cirio. Dios ama las promesas y a
quien las cumple. Cuando alguien enciende un cirio y lo coloca en el velero, se ofrece
al Señor y le presenta su corazón. Cada vez que encendemos un cirio en esta práctica
antiquísima, repetimos una y mil veces: “Que se haga tu Voluntad y no la mía”, como
hizo Jesús antes de su dolorosa pasión. =

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