Liberar a la libertad cautiva
El problema de los cristianos es la liberación de la libertad. Es una transformación de
todo el ser por la Gracia de Dios. De ese don nacen los actos libres que son nuestra
conquista. El primer modo como la Gracia transforma al hombre es cambiar las raíces
de la libertad. El que se convierte entra en el mundo de la Fe y comienza a ver. La
Gracia es una luz que libera a la inteligencia y le permite conocer “de verdad” su
vocación divina. Para eso Cristo ahora nos une a sus sufrimientos y a su resurrección.
Además, la Gracia nos manifiesta al mismo Dios de amor, con quien estamos llamados
a vivir. Así podemos medir el sentido real de las cosas, las exigencias de nuestro
destino de felicidad y el alcance de nuestros actos. Incluso la Gracia libera a la
voluntad de su impotencia, puede vencer así a las tendencias de la carne. Entonces,
podemos ser dueños de nuestro cuerpo y no estar sometidos al deseo
