La verdad existe en un juicio que hace la mente del sujeto
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Este modo tan simple de evitar la conclusión de que los misterios de la Fe son
demostrables parece que fue olvidada por los teólogos. Ellos pensaron a la verdad tan
objetiva que no dependía de las mentes. Ese modo de pensar no quedó entre los
límites de las consideraciones teóricas sobre el acto de Fe. La misma insistencia en la
verdad objetiva y el mismo descuido de sus condiciones subjetivas, entraron en el
antiguo Catecismo (que el nuevo Catecismo está cambiando) y también entraron en la
antigua censura a los autores de libros de teología. Esa censura insistía en la
proposiciones verdaderas y casi no entendía la necesidad de respetar la dinámica del
sujeto que quiere avanzar hacia la verdad.