La segunda causa del abandono del sujeto
El abandono del sujeto ya se encuentra en la antigüedad, en la noción de ciencia de
Aristóteles. Y también en el siglo 18 con la noción racionalista de la razón pura.
Cuando las conclusiones científicas y filosóficas se siguen necesariamente de
premisas que son evidentes, entonces el camino a la ciencia y a la filosofía no es
estrecho y angosto, sino amplio y fácil. No están interesados en el sujeto. No importa
quien sea, no interesan sus intereses, casi no interesa su atención, no llega a alcanzar
lo que es evidente y si lo llega a alcanzar, es muy difícil que saque conclusiones
necesarias. Con estos elementos todo es negro o blanco. Si uno tiene opiniones, debe
defenderlas como evidentes o demostrables. Si comenzamos a dudar, terminamos
siendo escépticos. No es necesario ocuparse del sujeto, si somos racionalistas.
