La reconciliación ¿ es un acto humano o de la gracia de Cristo?
Es útil que analicemos lo que sucede desde el punto de vista humano con las heridas que recibimos a lo largo de la vida.
Hay tres posibilidades. La primera es quedarnos como “víctimas”. Esta solución no sirve, porque para quienes viven “como víctimas” el sufrimiento no termina y acaban enfermos físicos o mentales.
La segunda posibilidad es “olvidarnos” de las heridas. Esta solución se refiere sólo a una “represión de sentimientos”, y tarde o temprano lo olvidado vuelve a reaparecer con mayor ferocidad.
La tercera es arreglar las cosas “por la justicia”. En esta solución, que parece lógica, nunca somos compensados adecuadamente por la ofensa recibida.
Entonces, veamos los que sucede cuando actuamos por la gracia del Espíritu Santo.
El cristiano vive consciente de que pertenece a un mundo donde todos somos pecadores. En efecto, nadie vive “sin mancha” y Dios nos encontrará culpables de mucho. Por eso es difícil perdonar y reconciliarse sin la ayuda de Dios. Necesitamos que Dios mismo venga a “darnos una mano” para perdonar las heridas y restablecer la amistad. La “gracia del Espíritu Santo” es imprescindible para los que quieran entrar en el camino del perdón. En esto consiste la verdadera “reconciliación”.
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EL Sacramento de la reconciliación 5