La persona humana
La idea de persona es el centro de todos los problemas humanos. La persona
es una realidad contradictoria, porque somos espíritu y cuerpo, abiertos y
cerrados, hechos y por hacer, con tensión entre nosotros y los demás, entre
uno mismo y Dios. Somos espíritus encarnados y vivimos el mundo de los
cuerpos y el de los espíritus. La persona humana es cuerpo y está sometida a
las leyes de la materia: espacio, tiempo, opaca, sin unidad profunda. Y la
persona humana es un espíritu, sin espacio, ni tiempo, no está encerrada por
lugares o límites. Fue hecha para lo eterno y para comprender, y por eso cuando
piensa sale del tiempo. No está sometida a las condiciones sensibles. Es una
substancia espiritual, que no es medida por el tiempo sino por la duración de
los espíritus creados. Es transparente: el espíritu se define por su capacidad de
entender, su perfección y su presente. No tiene elementos como el cuerpo. El
espíritu unifica en si mismo toda la materialidad del universo. El cuerpo es
parcial; el alma en cambio es un todo.
