La mayor dignidad del cuerpo
El cuerpo nos permite unirnos. Somos incompletos, y necesitados. Deseamos
participar mediante la unión de sentimientos. Sin embargo, no hay comunión
directa entre las almas en este mundo. El cuerpo es el medio para unir nuestras
almas y estar presentes uno a otro. Palabras y gestos son instrumentos de
unión entre nosotros, aunque resultan pobres para expresar el dolor o lo
íntimo. El arte, nos une más, como sucede con la música o el cine. De niños el
cine nos atrapaba, y nos uníamos a los personajes. Además de las palabras, la
música y las imágenes, hay otra comunicación que hacen los mismos cuerpos
en el amor del hombre y la mujer. Si el amor corporal es fruto de pureza y la
fidelidad, entonces el espíritu supera a la carne; aunque si esa unión es sólo
fruto de instinto, el alma se rebaja y envilece. Y cuando el cuerpo desaparece, a
los cristianos nos queda la Fe y la esperanza, y a tantos otros la nada. Para el
cristiano la comunión espiritual no desaparece. Que nuestro cuerpo nos lleve a
la plenitud del alma. Alegrémonos de esa dignidad y cuidemos nuestro amor
por los demás.
