La Fe hace crecer la libertad espiritual
Cuando hacemos un acto de Fe, hacemos un acto de la libertad. El objeto de la Fe es la
Felicidad perfecta. La Fe es aceptada y afirmada por un acto de libertad total. Dios lo
da por la Gracia, que despierta en el alma un movimiento de unión. Cuando decimos
“Creo Señor” o algo parecido, nace en el fondo del alma un acto de amor despertado
por Dios. Ese amor llama a la obediencia y la renuncia, aunque nos da el gusto de
creer. El acto de Fe es un amor que elige la Gracia. El acto de Fe nos cambia y nos da
la nueva vida de hijos de Dios. La presencia de Cristo se hace más profunda y la
acción del Espíritu Santo se hace más eficaz en nosotros. La Fe viva supera a la carne
y lo mundano, porque es la victoria que triunfa sobre el mundo. Quienes recibimos el
Espíritu de Dios adquirimos una sensibilidad hacia las realidades espirituales, que nos
da una lucidez formidable para vivir la vida diaria. Y va creciendo más nuestra libertad.