La fatiga vocal
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Los maestros de escuela deben dictar varias horas de clase por día. Los que leen en
las iglesias aunque no es mucho tiempo, no saben hablar ni respirar. Sería
indispensable que aprendieran a hablar, y a servirse de su aparato vocal para
desarrollarlo, fortalecerlo y no fatigarlo. Es una pena que no hayan tenido la
posibilidad de realizar esos estudios. En tales condiciones muchos maestros y
lectores hablan demasiado fuerte o con excesiva energía, con voz mal medida y con
articulación defectuosa. Si los alumnos hacen ruido, la maestra grita, realiza esfuerzos
vocales para obligarlos a callar. Dicho en pocas palabras: se fatiga. Lo mismo pasa
con la mayoría de los lectores en las iglesias.