La doctrina católica rechaza a los pelagianos y protestantes.

La doctrina católica rechaza a los pelagianos y protestantes.

Los pelagianos (s. V) negaban la libertad y por eso nada podía herirla o sanarla. La
Iglesia declaró la herida radical del libre albedrío y su necesidad de curación. El libre
albedrío a causa del pecado original es incapaz de creer, amar, y conseguir su
salvación. Los protestantes (s. XVI) por su parte afirman que el pecado orginal
destruyó la libertad moral de modo definitivo. Por eso, el hombre no podría hacer
acciones buenas ni colaborar con la gracia que Dios le da. La Iglesia reaccionó
afirmando la realidad permanente del libre albedrío. Sin la gracia de Cristo el hombre
perdió el poder de realizara actos sobrenaturales. Sin embargo, el hombre es capaz
mantiene de elegir, recibir o rechazar a Dios que lo despierta y llama. Con la gracia de
Dios podemos elegir el bien y crecer en santidad. El libre abedrío entonces no no se
ha perdido, ni se ha destruido. Es una fuerza real inclinada hacia la carne: puede hacer
el mal, y también acciones buenas. Con la gracia de Dios, podemos hacer actos
sobrenaturales provechosos en Dios y para El.

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