La condición de la libertad espiritual
Conseguir esta libertad es una lucha lenta, difícil, peligrosa y de mucho
esfuerzo. La raíz de la libertad espiritual es la inteligencia. Somos capaces de
libertad porque somos inteligentes y podemos reflexionar sobre las
experiencias, evaluarlas y juzgar que es lo bueno y que lo malo. Sólo así
llegamos a descubrir lo que tenemos que hacer y decidir nuestro destino. Se
requiere mucha lucidez para ser libres de verdad. Por eso, cualquier ignorancia
o error sobre la vida humana es un peligro para la libertad. Necesitamos un
conocimiento moral exacto, para no aceptar el error como natural y quedar
prisioneros. Esa es la responsabilidad de los padres, de los maestros y de los
que dirigen a la sociedad: hacer conocer la vida humana, sus deberes, sus
esfuerzos para llegar a un juicio claro. Ese es el punto de partida y la condición
necesaria de la libertad espiritual. Aunque no nos podemos dar por satisfechos
con el solo conocimiento moral.
