Esperar lo que no conocemos
Comentario 159 – 32o. Domingo del tiempo común – Lucas 20: 27-38
Los saduceos negaban la resurrección de los muertos y se burlan de los que creen en ella. ¿Por qué? Porque les parece una locura volver a vivir en este mundo. Eso no lo sostiene nadie: pero es la treta para ganar una discusión.
A los judíos les importaba la continuación del clan: el matrimonio era para tener hijos y si no podía el marido, cuando moría debía intentar el hermano para que no desapareciera la familia.
Jesús afirma que en la resurrección de los muertos los resucitados son como ángeles y son hijos de Dios, ya no limitados por el cuerpo sino llenos de las acciones del Espíritu Santo. Es un nuevo orden, una nueva vida. Esto es el corazón de nuestra fe cristiana. Dios es y los que son de Dios son, en tiempo presente. La vida eterna es un presente de amor, alegría y felicidad, no en este mundo, sino en el mundo de Dios. Jesucristo resucitó y vive! Por eso, esperamos lo que no conocemos. +
Mons. Osvaldo D. Santagada