EL VERDADERO AMOR
Detuve un taxi y dije: «Vamos a Forest 906». Pensaba en la anciana por la cual iba a rezar. Venia a Misa cada mañana Ni siquiera las tormentas la amilanaban. Hasta que enfermo de gravedad y le administré la Unción.
Al llegar pregunté al taxista si podía llevarme de regreso. Me contestó con calma: – «Si. Lo espero». Entré en el velorio. Me encontré con los parientes sorprendidos de verme un sábado tan temprano. Recé el responso, una oración de esperanza, y bendije el cuerpo con agua bendita. Cuando subí al auto, conté al taxista la vida ejemplar de la anciana.
Entonces él dijo, dolido: – «Hace años que no piso la Iglesia… Sufri mucho. Cuando cumplí los quince mi mamá me echo de casa: quería juntarse con un tipo… Comencé una vida de soledad».
«Estabas solo «, dije. – «Si, muy solo «. replicó dándose vuelta. «En fin, conocí mujeres… Pero ahora encontré una chica que es distinta. Lo que buscaba: ternura, compasión, sencillez, conversación, pudor. Ahora soy otro».