El Trono es la Cruz, y la copa del rey es vino amargo.
Comentario 162 – 34o. Dgo – CRISTO REY – Lucas 23:35-43
Vemos a Jesús crucificado entre dos criminales. Es un signo de su misión de Hijo de Dios: debe cargar los pecados de la gente. Del mal ladrón y de los soldados que lo crucificaron: aceptan la sentencia es uno más que se levantó contra Roma. Pero Jesús practica lo que predicó: es íntegro, hace lo que dijo.
Los soldados romanos se sortean su ropa. Los jefes están ciegos en su maldad. El pueblo observa con paciencia hasta que llegue la hora de la Gloria y se van a su casa golpeándose el pecho.
A los reyes los sientan en un trono y le ofrecen una copa de vino bueno para brindar. A Jesús de dan la Cruz como trono y le ofrecen una esponja con vino picado. La corona de rey ya se la pusieron antes: es de espinas. Jesús no fue enviado por el Padre para salvarse solo, como piensa un criminal. Los sufrimientos de Jesús serán vencidos por la Resurrección y se harán fuerza pr el mundo.
Los discípulos son testigos de lo que dijo Jesús: El sufrimiento está unido a la Gloria. Hay que predicar el arrepentimiento y el perdón a todo el mundo.
El otro criminal reconoce su pecado y es el principio de su arrepentimiento. El primera piensa en volver a la vida esta, el otro piensa en la vida futura. Jesús le promete el Paraíso, o sea entrar en Jardín del inicio de la creación. La Muerte y la Resurrección de Jesús dan inicio a un nuevo mundo que no nos podemos imaginar bien. Después de nuestra muerte, los cristianos queremos entrar en ese mundo nuevo.
Mons. Osvaldo D. Santagada
Parroquia San Gabriel Arcángel de Buenos Aires
Marta Altamirano
Buenos días.
Quisiera saber quién es el autor de la poesía de Laudes que comienza «Edificaste una torre». Tal vez puedan ayudarme y enviarme algunos datos del autor.
Muchas gracias.
Marta.