El temor filial
El temor filial por no cometer un pecado culpable es principio de sabiduría. El temor
filial corresponde al amor perfecto a Dios y es uno de los dones del Espíritu Santo. Es
un regalo que supera cualquier posibilidad del hombre natural. El temor propio del hijo
va creciendo en la misma medida en que se va realizando la amistad con Dios. El bien
moral es la prolongación de las tendencias naturales de nuestro ser y, además, la
angustia ante la disminución de nuestro ser se perfecciona en el temor de hijos de
Dios. Si la angustia natural no se perfecciona en el temor llega una angustia
destructora. El temor filial pertenece a toda acción buena, que el pecado elimina. La
angustia natural ante la nada sólo puede entrar en la vida espiritual y psicológica,
mediante el temor de Dios. Solamente el temor de Dios contiene el fundamento de
nuestra plenitud de ser, porque acepta la realidad y evita el pecado.