El sujeto inmanentista
El sujeto es consciente pero no solo tiene consciencia. Su conocimiento hace
presente su propia trascendencia. Pero mientras su conocimiento procede así, el
sujeto debe conocer su conocimiento para saber que es así. Ese conocimiento no lo
tiene el sujeto descuidado y abandonado, y así llegamos al sujeto sólo inmanente, que
niega la trascendencia de Dios.
La clave de la doctrina de la inmanencia es una noción errónea de la objetividad. El
conocimiento humano es un conjunto de muchas operaciones de diferentes clases.
Por eso, la objetividad del conocimiento humano no es una sola propiedad, sino – lo
repito – un conjunto de muy diferentes propiedades que se encuentran en muy
diferentes clases de operación. Entonces, si las cosas son así, tenemos que
reflexionar sobre la objetividad del conocimiento humano.
Estos temas parecen difíciles aunque son claves para el conocimiento de Dios. Si uno
se queda como está, no hace las preguntas que estos temas provocan y que permiten
progresar.