El Purgatorio
La devoción a las almas del Purgatorio es una práctica basada en
un dogma de Fe. Los cristianos que han muerto y se han salvado,
aunque todavía deben pagar las penas de sus pecados, están en el
Purgatorio.
Esta doctrina se basa en un principio, hoy olvidado por muchos
católicos: cada pecado implica dos efectos, la culpa y la pena.
Las culpas se perdonan en el Sacramento de la Penitencia o
Confesión. Las penas merecidas por los pecados cometidos, sólo
pueden remitirse por obras de misericordia, obtención de
Indulgencias o Misas celebradas por nuestra intención.
Por eso, es una práctica excelente ofrecer sufragios, oraciones y
obras de piedad por las almas de nuestros difuntos, y de todos los
difuntos.
Algo es claro: quienes están en el Purgatorio están redimidos y
salvados, y sólo esperan poder llegar a contemplar el Rostro de
Dios.